Ya no me queda otra
que emborracharme
de cerveza,
de olor a mar,
de poesía,
de ti,
pero emborracharme
para borrar de mi cabeza
prismas esféricos
descomponiendo el sol
en luz azul,
verde,
marrón
y siempre negra;
para que el Sena
no fluya tan deprisa
bajo los puentes
que Madame Eiffel vigila,
porque borracho
París es más bonita,
y los coches,
y el viento,
y las despedidas;
para saber
que no sé dónde estoy
pero que soy,
sin mí
pero contigo
aunque te sobre medio tú;
para ver
con los ojos entornados
de la embriaguez
lo que los demás
sólo han mirado;
para que la botella
cobre vida
y me cuente
que una vez probó tu saliva
y que le ardiste en la boca,
pero que aún así
volvería a incendiarse;
en fin,
para emborracharme,
porque ya no me queda otra.
Me gusta que hables así de París,
ResponderEliminarme gusta París borracha,
porque después de tantos rotos
no nos queda otra.
:)
Ahogar el corazón con el alcohol,
ResponderEliminaro tal vez ir ahogando los principios
que poco a poco no me van sirviendo de nada
en la lucha contra tus particulares manías.
Fan de este blog, de la cabeza a los pies.
Precioso blog. Nunca lo dejes, simplemente gracias por los versos que escribes, hacen mis noches.
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