sábado, 20 de abril de 2013

Corteza.

Ni el mejor geógrafo conoce el mundo
como yo conozco tu cuerpo
y sus rincones.

De ese microcosmos
me sobran los mapas.

Y tus labios eran los dos hemisferios
de un mundo
en el que no me importaba perder el Norte
si era a base de besos.

No te muevas,
que quiero cartografiar
los contornos de tu voz.

martes, 16 de abril de 2013

Didascalia.

Silencio.

Se abre el telón.

Es jodido estar aquí arriba,
tener que abandonarte
y ser
lo que pretenden que seas
todos esos seres que miran.

¿Para qué?
¿Para ganarte su aplauso?

Que me disculpen
(o no, que no lo hagan),
pero hoy voy a salirme del guión
y de sus putas cuatro paredes sin puerta
ni ventanas,
porque yo sólo quiero ser actor
si son de mi puño y letra
los actos y las escenas.

Podrán abuchear mi obra,
cuestionar mi talento de dramaturgo,
pero siempre habrá alguien
ahí,
en la primera fila,
que se levante y aplauda
al final de la última réplica.

Y ese seré yo mismo.

Se cierra el telón.

Silencio.

Luces.

Sala vacía.

miércoles, 10 de abril de 2013

Fahrenheit a Celsius.

Vives escondida
en infinitos laberintos de espejos
que te multiplican,
y tu cortejo de dobles
no es menos real que tú misma
porque eres imagen:
tan ilusoria como el sueño,
tan verdadera como la luz
que me calienta la piel.

Pero dejémonos de realidades
que yo quiero ser tu fantasía,
esa que te desvela de madrugada,
y llevarte a mis lugares
secretos,
donde declararte mil guerras
en forma de incendio
(en mis sábanas desiertas
eres lo único que arde).

No,
no te apagues todavía
cuerpo ígneo,
que las llamas de nuestra combustión
sobrarían para eclipsar el brillo
de las estrellas,
o para iluminar a toda una nación,
y eso que sólo quemas en frío, y
sólo te enciendes a oscuras.

Que yo quiero ser tu fantasía
de primer,
                   segundo
                                   y tercer grado.

miércoles, 3 de abril de 2013

La luz.

I

Hugo,
traductor de las Deidades,
profeta por derecho
que rige las leyes naturales;
tierra, fuego, viento y agua
nacen de su pecho.

II

Baudelaire,
príncipe del Abismo;
en sus dominios florecen
pétalos malignos,
cuyo perfume de azufre
sobre cadáveres resplandece.

III

Rimbaud,
vagabundo de lo Imaginario,
eterno Vidente
del símbolo, santuario
de rayos de luz,
viajero de la bóveda celeste.

IV

Apollinaire,
Fénix de los poetas,
cuyo fuego eterno
resucita a las Letras,
aletargadas por la lenta y cruel
melodía del Tiempo.

V

Breton,
alpinista del Inconsciente
que pone la metáfora en guerra
entre la Realidad y lo subyacente,
iluminando lo desconocido
para redescubrir la Tierra.