No lo eres todo
pero curiosamente
sin ti no soy nada.
No sé qué hago
tras algo que ignoro
si existe,
y si acaso existe
lo hace con la fugacidad
de los días de verano,
que siempre vuelven
pero nunca viven
para contarlo.
Y qué vida más vacía
cuando no me haces beber
destilados de poema
y girar en sentido antihorario
(hasta que nos den las seis),
y qué poco me quedaría
si no supiera
que estás ahí
aunque te vayas con otro,
maldito colibrí,
y qué tristeza
y qué felicidad
eso de tenerte cerca
aunque no estés
a mi lado.
Porque contigo
dejé de creer en el "siempre"
para amar
el "de vez en cuando".
Tú,
cambiando el mundo
que resbala bajo tus pies.
Tú,
con sus consecuencias.