domingo, 13 de julio de 2014

Verano en Siberia.

ya no puedes disimular
tu sonrisa es indeleble

me quedaré en la realidad que no me engañe
los mundos cristalinos
donde al menos
pueda elegir lo que me quita la libertad

los caminos serpenteantes
nubes a ras de suelo
la erótica de hablar sin decir nada
y toda esa mierda
que hace que la gente se meta mano en medio de la calle
y que nadie lo cuestione

y si tu boca ya no miente
imagina todo lo que me cuentan tus ojos
tus ojos te desnudan sin que te des cuenta
tus ojos se entreabren para soportar el vértigo
son un lenguaje universal de lo que llevas dentro

ya no puedes evitarlo
la resaca es inminente

viernes, 4 de julio de 2014

Paréntesis.

     En esta ocasión no se trata de un poema, ni de ningún otro delirio.
    
     Hoy no habla ese que está sentado en los escalones de Montmartre, ese que cada mes deja caer por aquí una servilleta garabateada. Hoy habla Henri, el que abrió este espacio para compartir lo que hacía y gustaba de hacer con otras personas, que como él se maravillan ante un folio en blanco y algo con que escribir.

     Mi intención no es otra que pedir disculpas por tener el Síndrome tan desatendido, tanto que hasta parece que estoy curado. Ni mucho menos. Aún sigo enfermo y aún quiero estarlo; aún anoto pequeños fragmentos y versos en mi bloc azul de hojas amarillas, porque no existe forma más bonita de vivir.

     Como muchos comprenderán, estos últimos dos meses han sido duros: se junta deber con placer, a veces se suceden y otras se solapan. No he tenido, como consecuencia, mucho tiempo para mantener al día mis redes sociales, pero por fin se divisa el final del túnel, asi que de aquí a mediados de julio os dejaré algo nuevo para los que aún esperen.

     A todos esos últimos muchas gracias, y también al resto. Y de nuevo, lo siento de corazón.

H.