Dices
que ya estás harta de Orfeos,
que no queda lira que te hechice,
que por el Estigio
ya diste mejores paseos
con algún Hades de turno.
Y eso que conmigo
ya conociste el Inframundo.
Se acabaron las liras,
ya les he cortado las cuerdas
(esas que estaban hechas de tu pelo).
Que estás harta de Poësía,
que de noche prefieres
que te follen
a que te escriban,
y en realidad es la misma cosa.
Alejaos,
alejaos poetas,
que ella hace caso omiso
de sonetos,
de cuartetas,
de alejandrinos,
que ya está harta de Letras.
Ya no me quedan liras,
las he tirado todas
al fondo de tu adorado Infierno,
por si algún día miras hacia abajo
y te las encuentras ardiendo,
que ya estás harta de Orfeos,
de poetas
y de Letras.
Pero ni yo soy poeta,
ni tú eres Eurídice.