martes, 12 de marzo de 2013

Prólogo.

Cada letra que ves
es tuya;
no me preguntes por qué.
Quizá
tú seas demasiado poderosa,
o yo sea muy débil para resistirte,
pero ¿qué más da?
Si a fin de cuentas
tu saliva quema las palabras
que nunca salieron de mi boca
para que, de sus cenizas, renazcan con más fuerza.

Que sí,
que yo he escrito por muchas,
pero siempre escribo por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario