lunes, 26 de agosto de 2013

Cristales.

Devuélveme el invierno,

los labios cortados,
los párpados entornados,
los terremotos interiores
cada vez que nos rozaba el viento.

Ya sé que el tiempo,
lo inviertas donde lo inviertas,
sólo trae pérdidas;

tú no eras un valor seguro
pero tampoco esperaba esta quiebra,
y ahora nos queda
mucho más
que echar de menos:

la colisión de nuestras soledades,
los terribles huracanes,
tus manos empujándome al volcán
y tus ceniceros,
cementerios de aves Fénix.

Hoy las ventanas esperan al diluvio
para poder llorar sin que las vean,
hace tiempo que no las rompes
y saben que no volverás a hacerlo.

No deberías andar descalza
porque aún quedan cristales
(pero de esferas de relojes)

y en el suelo sigue flotando
un charco de horas.

Lo siento,
vas a tener que devolverme el invierno
que te dejaste donde perdimos el Norte.

Debió de ser
al Sur de la catástrofe.

1 comentario:

  1. Escribes bien Henri, a veces muy bien. Realmente bonito, y te lo dice alguien exigente.

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